Nació en noviembre de 1974 en las afueras de Manchester. Diecinueve años más tarde debutaría en el principal equipo de aquella ciudad. Difícil era de imaginar, siendo tan joven, que estaría en este equipo rojo por casi veinte años, sin vestir ninguna otra camiseta. Un amor al equipo y a la hinchada difícil de ver en el fútbol cambiante de hoy. Por eso a nadie extrañó que ayer se haya llenado el Old Trafford, en el amistoso ante New York Cosmos, solo para verlo vestir por última la camiseta del Man-U.“Durante los últimos 16-17 años, la hinchada ha sido estupenda conmigo”, se dirigió -micrófono en mano- a la gente, rodeado de sus hijos. Y continuó: “Quiero agradecer a la gente del club, no podría decir cuán agradecido estoy para con ellos”. Su lista de agradecimientos fue extensa: los compañeros (“tuve el privilegio de jugar con grandes jugadores”), su familia, los organizadores del partido de ayer, el propio rival de turno -Cosmos-, y dos ex compañeros también ya retirados: Nicky Butt y Gary Neville.
“Espero haberle dejado a los fanáticos buenos recuerdos; fue un lindo gol y me sentí gratificado al convertirlo”, finalizó, hablando del resultado (6-0) sobre el equipo estadounidense, y en el cual convirtiera uno de los goles, con un furioso remate de derecha, sobre el arquero Brad Friedel.
En rojo y blanco. Así fue la carrera de Paul Scholes. Su carrera clubista fue toda con el Manchester United (676 partidos y 150 goles), con el cual consiguió 22 títulos locales (10 veces campeón de la Premier) y 4 internacionales, que son dos Champions League, una Intercontinental y un Mundial de Clubes. También jugó varios años por la selección inglesa (66 presencias, 14 goles), habiendo disputado los Mundiales 1998 y 2002, y las Euros de 2000 y 2004.
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